La implantación del pistacho en España es reciente. El conocimiento de información proviene del centro de investi­gación “el chaparrillo”, donde se efectúan los cursos oficiales. La necesidad de ir más allá de la formación obtenida y la necesidad de encontrar apoyo anímico, ha obligado a este grupo de agricultores a sostenerse mutuamente, intercambiando información experiencias y servicios, para mitigar las dificultades de un cultivo aún por descubrir. Se trata de un grupo formado por 10 agricultores de Ciudad Real, de Granada y de Jaén. Cada uno se ha convertido en referente del campo que domina, además de darse apoyo personal entre todos. De esta interrelación se han afian­zado conocimientos y se han desarrollado experiencias que han supuesto una reducción de costes para muchos de ellos y un aumento de las producciones. Esto ha generado gran satisfacción personal entre las personas que forman un grupo fundamentado en la confianza, la generosidad y la voluntad de aprender unos de otros. De esta interrelación se está generando un conocimiento informal que fluye entre los miembros del grupo y hacia las crecientes subredes que ellos mismos generan en sus emplazamientos geográficos.

Solo si existen relaciones personales y confianza se puede mantener una red informal como esta, por ello requiere de un esfuerzo continuo por parte de los integrantes de encontrarse y mantener contactos. La distancia puede hacer peligrar la relación. Se requiere mantener la voluntad de pertenecer y participar dentro del grupo, si se enfrían las relaciones se pierden activos para el grupo. Sólo si existe confianza el agricultor va a estar dispuesto a compartir su experiencia. Normalmente los agricultores que tienen más experiencia ponen barreras para colaborar con este tipo de grupos, por ello el conocimiento generado se fundamenta en experiencias aún por contrastar con el paso de los años. La falta de formalización del conocimiento pone en dificultad su difusión más allá del grupo donde se genera.

Cuando el manejo de un cultivo es complejo y existe incertidumbre, el sentido de pertenencia a grupos de agriculto­res que brinden apoyo anímico y técnico puede tener un gran valor. La importancia de la comunicación, la generación de confianza, la generosidad como valor fundamental, y el continuo esfuerzo por estar en contacto son factores im­portantes en las redes de generación de conocimiento, redes en las que surgen oportunidades para todos sus miem­bros. Es importante reconocer qué puede aportar cada uno al grupo y responsabilizarle del desarrollo de esa parte del conocimiento. Habilidades de liderazgo y la capacidad de comunicar conceptos de forma clara, son importantes para que la transmisión de información sea efectiva. En cualquier caso la formalización del conocimiento generado es recomendable, para que pueda ser explotada más allá del grupo y para ajustarla en el tiempo. Incluir a alguien con un perfil técnico puede ser importante para contrastar y orientar la información generada.

El liderazgo es fundamental, alguien dentro de las redes y de las subredes tiene que asumir el rol de dinamizador, para que los grupos funcionen y la información fluya.

La capacidad de comunicar conceptos es importante para que la información llegue de forma clara y precisa a sus miembros.

La generosidad, es fundamental, en ocasiones en los encuentros se aporta más de lo que se obtiene, pero a medio plazo siempre surgen oportunidades.

La gestión de la información, el uso de medios de comunicación y repositorios donde administrar y depositar la in­formación puede ser de ayuda para la gestión de un grupo de estas características.

Capacidades para generar confianza a través de la empatía y la amabilidad son fundamentales para establecer rela­ciones personales duraderas en grupos informales.